Él la mira, como si el universo la contuviera a ella
Ella lo observa con sus húmedas pupilas, su esbelta silueta se refleja en la noche, taciturnos labios que apenas se entreabren.
Él pensaba acercarse, imaginó por unos segundos tomarla por la cintura, utilizar el lenguaje idóneo para descifrar sus códigos, lo cubrió una inmensa duda, que sublimó en una leve mueca que dejaba ver su brillante sonrisa.
La brisa merodea cada rincón y el tentador roció del agua invita a despojarse del descaro de la ropa. Ella permanece lejana, postrada en la orilla del lago mirándolo fijamente. Con semblante galante, se dirige altivo a ella, la contempla hasta fotografiarla en el recuerdo de su memoria, la toma de la mano para levantarla, las siluetas se confunden en el reflejo del agua. Una lágrima se desborda de las pupilas, una leve mueca frustrada se asoma en una sonrisa, un par de cuerpos se alejan en una insomne despedida.
Diana Jaramillo