Por más que hago no te olvido,
como duele recordarte.
No me pesa lo que nos alejó,
sino lo bueno que has trajiste,
me lastima lo perdido, lo mucho que aun te quiero
Duele en todas partes,
en el corazón, en los ojos,
que no paran de derramar agua amarga,
en la espalda que no quiere seguir cargando este cuerpo,
el vientre que te extraña;
aun más en la mente que quiere olvidarte y no puede,
ya que te tiene presente, en cada rincón de la ciudad,
en la que dejaste huellas,
que los demás no ven y yo sí.
Te encuentro en las películas románticas,
mis ojos se enrojecen al verlas,
estás en la letra de cada dulce canción
por eso no puedo escucharlas,
ya que pierdo el control.
Cada día dueles menos, sin embargo
sigues haciéndote presente en mi cabeza loca,
me he convertido en demente que no te deja ir,
aunque separados sigues aquí adentro.
Por qué no vienes por tus restos,
para qué has dejado tu recuerdo.
No lamento haberte encontrado
es una fortuna conocer el amor,
hay quien no a tenido esa dicha.
Me arrepiento de dejarte ir,
aunque era necesario.
Sigo adelante como una vela,
que el viento lleva a no sé donde,
sin ilusiones y sin fuerzas,
cargando contigo a todas partes.
Cómo se deja un amor terminado,
si tú lo sabes por piedad dime,
dame el secreto, no me dejes así,
morir despacio, morir en vida.
Teresa Acevedo