No invites a nadie a nuestra casa
pues repararan en las puertas,
las paredes,
la escalera,
la ventana.
Y sentirán estremecérseles la carne
miraran inanes la polilla en los rincones,
los cerrojos oxidados,
las lámparas ciegas, arruinadas.
No traigas a nadie a nuestra casa
pues no tendrán más que angustia de tu mesa
de tu cama
del mantel,
del mobiliario,
se reirán de pena por las tazas
fingiran nostalgia de mi nombre
y se reirán también de nuestra hamaca.
No traigas más gente a nuestra casa
pues te escribirán canciones
te entusiasmaran el alma
te susurrarán traviesos
te sembraran una flor en la ventana.
Por eso no debes, alma mía
traer más gente a nuestra casa
pues se pondrán rosados,
verdosos, rojizos o azulados,
al descubrir las paredes rotas
las plantas marchitadas.
Querrán barrer en los rincones
querrán abrir nuestras persianas
y encontraran seguro en nuestros libros
las excusas perversas que buscaban
Por eso te pido, yo te pido,
no traigas mas nadie a nuestra casa
así descubrirán nuestros absurdos
y te llevaran lejos a otras playas
te contaran historias de naufragios
te sacaran a rastras de esta casa.
Siomara España