Archive for the ‘Melisa Martínez Benítez’ Category

Príncipe vagabundo

June 22, 2012


“Las personas destinadas a conocerse

se encuentran unidas por un hilo rojo atado al meñique”

-Leyenda japonesa

El amor verdadero, la impoluta perfección, ideal, sueño entre nubes rojas y un candil en invierno. Amores y verdad, un príncipe azul sólo para mí. Unidos por el destino. Estambre o seda, no sé si mi hilo es rojo, a veces parece azul y otras se siente como de sol, y me pregunto si me habrán atado a una cometa. No puede ser, hay un príncipe esperando. También me he preguntado cómo podría ser mi príncipe, porque tarda en llegar y he comenzado a desesperarme. Ayer mientras lo esperaba, una arruguita se acomodó encima de mis ojos ¿Cómo será? Si lo supiera iría por la calle preguntando a los transeúntes “¿Eres a quien amo?”. Lo he dibujado de todas las formas posibles. Se acerca a lentos galopes, por parques grises de otoño.

Quizá se perdió en el camino una noche de esas que no avisan y se desmoronan en lluvia con tambores, tuvo que vender su corona para encontrar techo o quizá menos. Podría ser que volviera a buscarme en octubre, pero aquel día no estuve en casa, entonces tuvo que deshacerse del blanco corcel para poder quedarse en ese lugar que no es un palacio. Mi pobre príncipe, ya no tiene corona, ni corcel. Pero el tiempo pasa y con sus punzadas, susurró lo terrible a su oído; así que vendió su capa, ahora no tiene terciopelo, ni botines de charol. Sus cabellos castaños cambiaron su brillo por un pedazo de pan, porque nadie sabe como duele el hambre en la ciudad. Mi príncipe vendió su sonrisa a cambio de zapatos viejos para que el suelo no le devorara los pies mientras aun trata de llegar a mí. Sus sueños de agosto por una cobija roída. Me ha buscado por todo el mundo, pero nunca hemos coincidido, es porque el amor debe superar pruebas, las nuestras son únicas, pero yo le amo tanto. Nos hemos buscado con tanta vehemencia que la suerte nos recompensará. Oh príncipe.

Lo encontré. Está en la banqueta, tiene los ojos perdidos, ya no brilla, no es brillante ni hermoso, no más, apenas quedan de él vestigios de cordura y ni una suspiro de color. Mi príncipe del castillo de mármol hoy vaga sin rumbo tocando una lira sin cuerdas. Él vaga, ha recorrido los caminos tantas veces, por todos lados, a todas horas, ha besado el suelo de esta ciudad y ha recogido tesoros inmundos, sus dedos ya no son de marfil. ¿Es aun un príncipe? Puede ser, pero ya no tiene corona…

Me ha mirado, sus ojos ahora son tan opacos que la emoción no alcanza a iluminarlos. Es más fácil cortar un hilillo rojo o simplemente ignorarlo. No es una promesa rota, es que pensándolo bien he recordado que ya no creo en los cuentos de hadas y además tengo prisa, debo irme.

Melisa Martínez  Benítez