Te estoy olvidando poco a poco
gracias a uno de esos programas de doce pasos,
a la televisión por cable
y al internet de banda ancha.
No tengo poder ante ti, soy como una máquina
programada para seguirte,
sólo sigo mi instinto natural
como las aves en su canto
y las flores que son y siguen siendo.
Mi vida se ha vuelto insoportable,
fuera de control, y cuando no lloro
río de coraje.
Admito que hay un poder más grande que yo,
sí, trascendental y todo eso,
lo llena todo con su esencia,
y reconozco su voz.
Eres tú.
Ya lo dijo el profeta, ya lo negó el poeta.
Y lejos o cerca sólo logras
quitarme la paz, el equilibrio.
Eres tú, pero trato de editarte poco a poco,
cambio tus ojos cafés por verdes,
tu cabello negro por castaño,
te hago más alta, menos delgada,
menos traga años y tu aroma
lo mezclo con el de la suciedad.
No te marchas como quiera.
Sigues ahí, adentro de esta nueva configuración,
como un meme inasible y arraigado.
Hago un inventario de mi.
Hago un inventario del olvido,
ese lugar a donde te vas metiendo
cada día más profundamente.
¿Es el olvido un universo paralelo?
Soy una pequeña mota de polvo que vaga,
hacía el infinito de tu ausencia.
Y tu eres tan sólo una ilusión
que alimenta mis anhelos vacuos,
que doblega los sueños
y fertiliza las pesadillas.
Estoy listo para que regreses,
para, constantemente, pensar en ti
incluso en los momentos
en los que nos miremos a los ojos.
Ven, toma mis manos, llévame
a donde no haya más que tu presencia,
a donde pueda navegar en tu aroma,
sentir la sangre corriendo debajo de tu piel,
echarte alguna mirada de complicidad.
Ven, toma mis labios, mi carne, mi alma.
Me olvidaré de todo, tu serás mi guía.
Sólo a ti te conoceré, no habrá nadie ,
amigos, familiares, vecinos, compañeros de trabajo,
ni fantasmas que deambulen por la tierra.
Muchas historias inconclusas.
Les daré un final feliz.
Repararé los perjurios.
Sanaré las heridas.
Reafirmaré la aurora.
Yo me haré cargo.
Te estoy olvidando poco a poco,
tanto que mi sangre, mi aliento,
mis defensas naturales
ya no te tienen contemplada
como una amenaza, como algo presente
de lo que haya que estar cuidándose.
Bebo algunas gotas silenciosas
de pastillas que combaten la memoria.
Ya olvidé mi infancia y adolescencia,
ya olvidé a mi familia y a todos;
no sé dónde nací, olvidé mi origen,
no sé cuáles eran mis sueños y anhelos,
no sé como dejar de sentir tanto,
como cuando hay una emoción fuerte,
un accidente, un asalto, ganar la lotería.
Ya sólo me falta ese rincón donde estás,
ahí sentada, con tu mano sobre el descansabrazos,
con tu cabello suelto, tu frente despejada,
tus frases llenas de verdades eternas
aunque algo frívolas, a veces hasta irónicas.
Tocas el agua de una jofaina
con el dedo meñique.
Despertaré un día en esa otra realidad.
Tus caricias…
Tu voz…
Tus recuerdos…
Se conjugarán en una sola materia,
se convertirán en sustancia sagrada:
al absorberla en una simbiosis
conseguiré la iluminación,
la sabiduría del ser.
Te estoy olvidando poco a poco, sí,
definitivamente…
definitivamente estoy comenzando,
en pequeños pasos, a olvidarte,
gracias a uno de esos programas de doce pasos,
a la televisión por cable
y al internet de banda ancha.
Jorge Chípuli